Balanceándome
Es muy común decir o escuchar que “hay que ponerse metas”, no importa el nivel de dificultad que tengan, lo que importa es alcanzarlas e ir por otra nueva.
Es una manera de afrontar la vida, que a mi juicio nos hace las cosas más sencillas.
Soy de esos a los que no les gusta la pasividad, el “dejemos a ver que pasa” no va conmigo.
Es gratificante ver que has logrado hacer tal o cual cosa que en algún momento tuviste ganas de hacer.
Elegís dar un paso y no otro, y para saber si elegiste bien mirás hacia atrás buscando en tus recuerdos, y entonces te das cuenta de cómo llegaste a ser lo que eres.
Y que mejor momento para hacer cuentas que ciertas fechas?
Con 40 recién cumplidos me parece un buen momento, y para mi alegría, estoy satisfecho con la persona que veo que soy, con las cosas que logré hacer, con las que no y con la vida que viví hasta acá.
No voy a ahondar en detalles, porque sólo es mi vida y no es para hacer una peli, pero estoy contento y con tinta en el tintero como para seguir escribiendo capítulos en esta vida.
Como cantaba (y canta) Frank, lo hice bien y lo hice mal, reí y también lloré, pero siempre viví a mi manera.
A algunos los 40 les trae la madurez que no tenían, otros empiezan a vivir como si tuvieran 20, que con más experiencia y más dinero se la pasa muy bien. En mi caso, ni una cosa ni la otra, la madurez propiamente dicha no creo que me alcance hasta por lo menos los 60 y vivir como cuando tenía veintipico?, mmhh, mejor como a los treintaypico, que fue una mejor década.
Dentro de 40 años volveré a desandar lo andado a ver que tal.
“No estoy orgulloso de todo lo que hice, pero estoy seguro de que lo volvería a hacer”
gah